Y poco a poco fui entendiendo que la mente es más poderosa de lo que alguna vez imaginé. Cambié de pensamiento y de actitud. Dejé de mirar solo el lado negativo de las cosas y empecé a pensar positivamente. Dejé de quejarme por cosas mínimas y comencé a valorar las cosas buenas que me daba Dios y la vida. Me alejé de personas que eran tóxicas en mi vida y también de las que no les aportaba nada positivo a su vida. Empecé a agradecer por todo lo que tenía tanto a Dios como a la vida. Poco a poco he ido alejando todo pensamiento negativo sobre mi apariencia, porque sé que no soy perfecta. Sé que mi carácter es muy difícil y que mis cejas son muy abundantes pero eso es lo que me hace ser única, mis perfectas imperfecciones. Por eso poco a poco fui dejando lo negativo y decidí enfocarme en lo que me hacía feliz.
Sigueme para más.
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